07 noviembre, 2005

LOS HIJOS DE LA LUZ

LOS HIJOS DE LA LUZ

César Vidal convierte en novela el renovado interés por la masonería

Guillermo Urbizu.

No deja indiferente a nadie. El autor ha andado listo, aprovechando el tirón de su libro "Los masones" y la curiosidad que suscita el tema. Todo ello con enjundia narrativa.

6 de noviembre de 2005. Imagínense por un momento a César Vidal (Madrid, 1958) escribiendo en su estudio. Rodeado de libros por todas partes, libros que invaden las estanterías y se arremolinan por el suelo. (Como le ocurre en la novela a su álter ego el profesor Lebendig). Está trabajando en su libro sobre los masones. De pronto salta la chispa. La primera idea de Los hijos de la luz. Toma rápidas notas. Incluso surgen los nombres de algunos personajes, detalles, paisajes. La Revolución Francesa logra cortar de cuajo con el orden establecido en la cabeza de Luis XVI. Ese mismo día termina el primer capítulo.

La verdad es que bien pudo ocurrir así. A César Vidal no sólo se le arremolinan los libros –"sí, arremolinarse es el vocablo apropiado"- por el suelo de su despacho. También lo hacen en el continuo bullir que es su pensamiento y su imaginación. Pero no se quedan ahí. Porque a él la verdadera característica que le distingue es su voluntad en acción, sin asomo de pereza o desidia, de musaraña fatua. Y a su abultada bibliografía me remito. Algo que, por otra parte, le granjea numerosas críticas de la inteligentsia purista. Sin mencionar el cariz ideológico, que tanto parece importar a Caballero Bonald, a la sazón presidente del jurado del IV Premio Ciudad de Torrevieja, que le ha sido concedido al autor por Los hijos de la luz.

La novela se desarrolla alternativamente entre París y la localidad bávara de Ingolstadt, con algunas reflexiones -de carácter grafológico en esta ocasión- que se van intercalando desde la página 145 bajo el epígrafe "Del cuaderno de estudios científicos del profesor Lebendig". Esto último es muy del gusto de Vidal, que lo viene haciendo en sus últimas novelas. Por ejemplo en El médico del Sultán (Grijalbo), editada este mismo año. Son breves textos de carácter más personal, escritos al albur de meditaciones o aficiones varias del propio escritor. Sabido es su cultivo de la grafología. "La manera en que escribimos deja al descubierto lo que somos".

Los hijos de la luz tiene un componente autobiográfico importante. (Como casi todo en el mester literario que nos atañe). Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido cómo en ocasiones la lectura puede parecer una lección de "política comparada". En el buen sentido. Preocupaciones reales del autor (obsesiones dirán otros), alusiones no muy veladas a circunstancias que transcurren en la Europa y en la España de nuestros días. Desde luego también el nuestro es un tiempo de terrorismo y amedrentamiento, donde todo tipo de illuminati encuentra eco.

La preocupación por la descristianización en todos los ámbitos de la sociedad está muy presente. Es el soporte "espiritual" del libro. El mal es, sobre todo, un desorden contra el que hay que luchar. (En estos días Espasa acaba de reeditar su libro El legado del cristianismo en la cultura occidental). Dice Weishaupt -personaje masón- en un determinado momento: "Arrancamos los hierbajos del cristianismo y sembramos la filosofía del progreso; arrancamos las malas hierbas del orden y sembramos la promesa de un futuro mejor; arrancamos esa institución opresora que se denomina familia y sembramos nuestra doctrina en los corazones de unos niños que serán educados única y exclusivamente por el Estado; arrancamos los púlpitos y quemamos las Biblias, y sembramos nuestros periódicos y panfletos". La cita es larga, pero ilustrativa.

Un asesinato macabro será el detonante. Y un eficaz policía bávaro llamado herr Koch. Y un manuscrito firmado por un tal Espartaco. Y el celo de las logias masónicas. Todo ello compone una intriga llena de sorpresas, peligros y reflexiones. Un thriller histórico-social que no defraudará a los incondicionales del género y del autor. ¿Su argumento principal? La conspiración por el poder. Lo demás acaba siendo accesorio. Hasta lo más irracional.


http://www.elsemanaldigital.com/arts/40861.asp

9 comments:

Anonymous Anónimo said...

No mientan, la masonería no es ni filantrópica, ni filosófica ni progresista; es un arma del judaísmo...

tarde o temprano, la verdad nos llevará a la luz...

21 septiembre, 2006 07:46  
Anonymous Anónimo said...

Que verguenza lo que dices, arma del judaismo?? seguro que tambien piensas que el holocausto es una ficcion, no? por di`s, que hay gente ignorante en este mundo, y por gente como tu, el mundo está como está. Por gente que culpa a otros de las desgracias propias y ajenas, por gente que por inculta, miedosa o prejuiciosa hecha culpas para no aceptar sus propios errores...verguenza simplemente verguenza deberias sentir.

26 enero, 2007 15:32  
Anonymous Anónimo said...

Que la Virgen del Ramo os ilumine vuestro camino.

12 agosto, 2007 17:09  
Anonymous Anónimo said...

Este hombre es idiota el cesar vidal de los cojones, x q hay gente q cree q si vas contra la sociedad vas tambien contra Dios q asco de gente eso es lo que piensan esto de derecha no se de donde lo an sacado

04 septiembre, 2007 16:34  
Anonymous Anónimo said...

said, no seas moro..........

06 septiembre, 2007 00:15  
Anonymous Anónimo said...

"A LOS POBRES SIEMPRE LOS TENDRAN CON USTEDES, PERO A MI NO SIEMPRE ME TENDRAM"

Para quien me entienda.:

HE DICHO!!!

28 enero, 2008 17:34  
Anonymous Anónimo said...

La verdad les digo que la masoneria es solo un porqueria

23 junio, 2009 01:14  
Anonymous Anónimo said...

La verdad les digo que la masoneria es solo un porqueria

23 junio, 2009 01:14  
Anonymous Anónimo said...

los hijos de la luz es un buen libro para pasar el rato. El sendero es largo y no tiene retorno el que sea un buen pastor que siga la luz para llevar consigo a su rebaño.

24 noviembre, 2009 21:49  

Publicar un comentario

<< Home