08 junio, 2006

La educación y los masones

La revisión y reforma ha de incluir los cuerpos legales y administrativos que lo regulan, donde es necesario establecer -o restablecer- que la educación, en todos sus niveles, no puede verse como objeto de lucro.

Jorge Carvajal Muñoz

Gran Maestro de la Gran Logia de Chile

La Francmasonería considera que el trabajo y la educación son las grandes herramientas de la humanización y del humanismo. Ambos han hecho posible la evolución que ha llevado desde el animal al hombre. Por el trabajo se dignifica y prospera; por la educación se mantiene y acrecienta la cultura, medio o hábitat del ser humano, se alcanzan niveles superiores del intelecto y el espíritu, así como posibilita el perfeccionamiento individual y la integración en la comunidad de modo productivo, con respeto por todos los hombres y sus ideas. Por eso, trabajo y educación deben ubicarse en los niveles superiores de la escala social y alcanzar, entre otros, la categoría de derechos fundamentales.

La Gran Logia de Chile, desde el surgimiento de las primeras logias, ha puesto especial interés en la educación y sus miembros han contribuido con acciones relevantes. Sería largo enumerar las obras desde Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera fruto de su actividad. En abril pasado, se efectuó un nuevo congreso de educadores masones, cuyas conclusiones se entregarán al Gobierno. La masonería ha observado con detención el desarrollo del sistema educacional chileno. En su oportunidad, denunció y advirtió públicamente las consecuencias negativas que traería la municipalización de la enseñanza, el deterioro del Estado docente, la reducción y el debilitamiento de las grandes universidades nacionales y la carencia de gratuidad, asistencialidad y laicismo de la instrucción en el país.

También ha apreciado los relevantes esfuerzos de los gobiernos, a partir del restablecimiento de las instituciones cívicas y democráticas, por sacar a la educación del estado de postración que sufría a fines de la penúltima década del siglo XX. Estos esfuerzos no han alcanzado la plenitud del buen éxito -como sí ha ocurrido con la variable cobertura- en las metas de la equidad y la calidad, cuestión reconocida por todos sin excepción. Los acontecimientos de los últimos días, originados en el movimiento de los estudiantes secundarios chilenos, nos causan honda preocupación, reconociendo la razón que encierran sus demandas así como la actitud seria y atinada del Gobierno, al reconocer la justicia de las peticiones y la decisión de las medidas anunciadas.

La Gran Logia estima que se han de fijar políticas educacionales con el respectivo establecimiento de instituciones y acciones destinadas a alcanzar la excelencia de la enseñanza para todos los chilenos, la asistencialidad a quienes no poseen recursos y la recuperación de la instrucción pública y del rol rector y fundamental del Estado para establecer y regular una educación tendiente a lograr un modelo de mujer y hombre que no sólo se sirva a sí mismo, sino a los grandes propósitos nacionales. Se trata de educación con fuerte base en los valores universales, especialmente los de tipo ético superior, capaces de hacer que los hombres y las mujeres se sientan solidarios con el resto y practicantes de una moral que convoque y no excluya, lo que no impide la consideración de pensamientos de sectores específicos que sustentan legítimos sistemas de ideas en materias en donde nadie puede afirmar que posee la verdad única. La revisión y reforma del sistema ha de incluir los más relevantes cuerpos legales y administrativos que lo regulan, donde es necesario establecer -o restablecer- que la educación, en todos sus niveles, no puede verse como objeto de lucro.

La Gran Logia llama a todos los sectores involucrados directamente y está dispuesta a concurrir para concretar todos los esfuerzos destinados a que las soluciones sobre las que el consenso social acredita su validez, se alcancen por la vía del diálogo y la paz, evitando situaciones que la mayoría ciudadana rechaza y sólo acarrean destrucción material, riesgo para la integridad física de las personas y rebajan la condición humana, como también debilitan los legítimos movimientos de los sectores que han sufrido la carencia de una educación de calidad.



Fuente:
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/
20060607/pags/20060607194246.html