13 diciembre, 2008

Masones, estado de la cuestión: ¿quiénes son en realidad?

Juan Carlos Rodríguez | 13:53 - 13/12/2008 Actualizado: 19:53 - 13/12/08

La masonería es, aún andado ya el siglo XXI, un gran enigma. La semilla de miedo y confusión en torno a sus actividades que plantó Francisco Franco -hermano de masón y obsesionado con el tema después de que a él mismo se le hubiese negado el ingreso en la Fraternidad- ha prendido lo suyo. Y, aún hoy, nombrar a un masón es poco más que mentar al diablo.

¿Son masones quienes detentan el poder? ¿Está la masonería infiltrada entre financieros, políticos y religiosos? ¿Es la fraternidad de la escuadra y el compás un gobierno en la sombra? En los últimos tiempos, el interés por contestar a esta clase de preguntas ha estado espoleados por lasespeculaciones sobre la filiación masónica de miembros destacados dentro del Gobierno socialista. Pero antes habrá que responder a otras cuestiones.

El periodista José Antonio Ullate, autor de El secreto masónico desvelado (LibrosLibres), sostiene que "hay mucha información averiada que se hace pasar por realidad masónica. Lo cierto es que los masones no son la mano oculta que mueve el mundo ni practican cultos satánicos ni realizan asesinatos rituales. Tampoco existen superiores ocultos que muevan los hilos de la economía y la política".

Múltiples especulaciones

Según Ullate, el tremendismo contemporáneo, se refugia en un boleo de especulaciones "en lugar de intentar entender los principios filosóficos que rigen las logias". Es decir, que se prioriza el murmullo antes de conocer la organización, quiénes la forman, cuál es la situación social de sus integrantes o cuáles son sus rituales.

Por eso, Ullate, cuyo devenir es el periodismo católico y, por tanto, goza del beneficio de no ser precisamente masón, se empeña en dar respuesta a "qué consiste ser masón, qué implicaciones tiene o en qué creen".

Un método de formación moral

Su definición de partida, sin embargo, no se corresponde a la realidad. Al menos, a toda la realidad. Ullate sostiene que "toda masonería es un método de formación moral, cuya base es el naturalismo y el ateísmo y cuyo objetivo dice ser mejorar a los individuos y a las sociedades en las que viven. Los masones excluyen todo conocimiento que no provenga de la razón y se declaran laicos".

No. Aunque, sin embargo, a Ullate habría que darle la razón en otras cuestiones. Pero vayamos por parte: su definición atiende a una parte de la realidad masónica, en cuanto que la reduce, precisamente, al movimiento más liberal dentro de la diversidad, digamos, de mandiles que lucir.

Cinco obediencias

Al menos, hay cinco obediencias distintas, cada una de ellas con múltiples talleres repartidos por toda la geografía española. Sus diferencias estriban fundamentalmente en tres puntos: el modo de desarrollar su organización y sus ceremonias según el rito que hayan adoptado, su actitud ante el hecho religioso y la admisión o no de mujeres en las logias.

La exclusión de la mujer, curiosamente, une a la escala más librepensadora y abierta, el Gran Oriente de Francia, con la más conservadora, la Gran Logia de España, la cual, con 150 talleres repartidos por el país, es la única obediencia nacional que reconoce la Gran Logia Unida de Inglaterra, lo que la convierte también en la única regular.

A partir de ahí, entre las dos hay muchas diferencias. Vayamos por partes. El Gran Oriente de Francia, una obediencia que afirma contar con 50.000 miembros en todo el mundo, no exige vestir traje, plantea su influencia en el campo político y admite abiertamente que entre sus integrantes abundan los republicanos. Del mismo modo, muchos de ellos se confiesan ateos. Aunque en el Rito Francés continúan siendo obligatorios los mandiles y collares que informan del rango de quienes los exhiben.

Los más tradicionales

Frente a ellos, la Gran Logia de España cumple estrictamente el Rito Escocés Antiguo y Aceptado y en consecuencia también son los más tradicionales: prohibición de tratar en las ceremonias temas políticos ni religiosos, y aunque en teoría da cabida a todas las creencias y a todas las ideas que fomenten el respeto mutuo, la obligación de aceptar la existencia de lo que ellos denominan el Gran Arquitecto del Universo deja fuera a los ateos. Para hacerlo evidente, sus reuniones están presididas por una Biblia (el Corán en un país árabe o la Torá en uno judío).

Ambos son hijos de la ilustración, sin duda, pero uno de ascendencia revolucionaria y francesa; otros, más tradicionalistas y británicos. En la declaración de principios, de la Gran Logia Española, que integró hace décadas a la Grande Oriente Español, figura por ejemplo un claro manifiesto político.

"Es recordar la historia de los Ilustrados Españoles, del nacimiento del Liberalismo como doctrina política y de la defensa de los derechos del hombre. Es, en fin, un Grito de Libertad contra el oscurantismo, la incultura, el caciquismo y la opresión que, históricamente, subyugó al pueblo español hasta el advenimiento definitivo de la Democracia con la Constitución de 1978".

Una obediencia de carácter mixto

Pero hay más. Existe otra obediencia fundada en 1893 con el nombre original de Gran Logia Simbólica Escocesa Mixta de Francia: El Derecho Humano, y que pronto cambió su denominación por la de Orden Masónica Mixta Internacional Le Droit Humain-Derecho Humano, que ahora se extiende por todo el mundo. Es de carácter mixto y en ella hombres y mujeres trabajan juntos buscando su perfeccionamiento moral.

Además, la Gran Logia Simbólica Española, con talleres tanto masculinos como femeninos o mixtos. A pesar de admitir mujeres, esta obediencia sigue igualmente el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, por lo que declara su independencia de cualquier creencia religiosa, política o social determinada, así que en sus logias también está prohibido discutir sobre estos temas, pero aquí la invocación al Gran Arquitecto del Universo se hace de manera personal, de manera que pueden aceptarla los creyentes de las diferentes religiones, los agnósticos e incluso los ateos, que la interpretan como un concepto filosófico.

Incluso una quinta que, siguiendo el curso de los tiempos, ha acabado constituyendo una obediencia integrada únicamente por mujeres: se trata de la Gran Logia Femenina de España, auspiciada por la obediencia francesa, que cruzó los Pirineos en 1984 y se instaló en Barcelona.

El núcleo de su pensamiento

Otra cosa, como vemos, es que, recurriendo de nuevo a Ullate, estamos ante unas creencias hoy muy frecuentes: "Si a la masonería le quitamos los aspectos rituales y simbólicos y nos quedamos sólo con el núcleo de su pensamiento, nos encontraremos con la Ilustración y la Modernidad".

Es decir, con los principios filosóficos y de legalidad democrática más extendidos en nuestros días: "Si estudiamos la historia de las organizaciones masónicas nos encontramos con que en el siglo XVIII y en el XIX eran sociedades pequeñas que tenían una gran productividad intelectual y una intervención social muy directa. Hoy, sin embargo, las sociedades están en clara decadencia, y más en España, pero la influencia social de su pensamiento es enorme".

Sociedades pequeñas

Entre otras cosas, porque simbolizan el germen constitucionalista español. No hay que olvidar que el masón español nace con las Cortes de Cádiz, aunque se gesta, como ésta, en el impulso de la Revolución francesa. Por tanto, sus valores obvios de ciudanía, constitucionalismo, derechos humanos son hoy, como dice Ullate, pan nuestro de cada día. Lo demás, es leyenda.

Si se examina sus ritos, por ejemplo, la masonería, según argumentan sus miembros, "conlleva una concepción del mundo y del hombre basada en los principios de armonía, tolerancia, respeto, progreso, libertad y justicia". El masón es un "constructor" que mira a Dios como el gran Arquitecto del Universo y admira su obra, procurando fundirse con ella.

Por tanto, no es cierto que los masones simbolicen la "gran apostasía global donde se ha erradicado a Dios". No. Aunque haya masones que se identifiquen con el laicismo o el ateísmo, la cuestión esencial que sostiene a la mayoría de las obediencias es, precisamente, la obediencia a Dios, a sus símbolos, a su grandeza. Así lo retratan también Florencio Serrano y Francesc Xavier Altarriba en "La masonería" (La Esfera).

Lo veremos en las siguientes entregas. En el PSOE hay masones y antimasones. Lo mismo que el PP. Como en las mejores familias. Para César Vidal, la masonería es una organización que trata de destruir España. Sin embargo, su hermano, Gustavo Vidal, es un masón que hace apología y difunde el trabajo de masones como Alexander Fleming.


Fuente:

http://ecodiario.eleconomista.es/cultura/noticias/918775/12/08/Masones-estado-de-la-cuestion-quienes-son-en-realidad.html


El hombre que quiso reinar

@Incitatus - 13/12/2008

Tranquilos, ¿eh?, que no me voy a referir a Aznar, ni al tenebroso Jiménez radiofónico-episcopal, ni al Carod;ni siquiera a Don Juan de Borbón, que gloria haya, con lo bien que le vendría esa frase. Se trata nada más que de una espléndida obra de teatro. Nada menos. Pero, de verdad, yo no sé qué hacen ustedes ahí sentados que no corren a verla. Está en el María Guerrero de Madrid. Igual la quitan pronto.

 

En realidad es una vieja amiga que ha tomado, en un largo siglo, diversas formas. La primera vez que me la encontré, hace ya muchísimos años, era una película, una de las grandes obras maestras de John Huston, y se titulaba El hombre que pudo reinar. Los intérpretes eran asombrosos: Sean Connery, Michael Caine, Christopher Plummer. He de admitir que no entendí demasiado porque este que hoy es caballo viejo y desalentado era, por entonces, un potrillo muy animoso, pero había muchas cosas que no sabía (eso no ha cambiado demasiado), muchos libros que no había leído y muchos amigos sabios que entonces no tenía y ahora sí tiene.

 

El caso es que Inci quedó deslumbrado ante aquella peli impresionante en la que salían lugares que luego el caballo ha podido visitar, como el macizo del Pamir, Afganistán o la India más pobre y bulliciosa. El potrillo boquiabierto no entendió demasiado bien, la primera vez que la vio, aquella historia de dos sinvergüenzas desertores del ejército británico de la época victoriana (Connery y Caine) que, hartos de ir por ahí a salto de mata, toman la disparatada decisión de hacerse reyes, que así –pensaban ellos– sí que se vive bien.

 

Inci parpadeaba, perplejo, ante una de las primeras escenas (que no sale en la obra de teatro): Caine, que en el filme se llama Peachey Carnahan, está en una atestada estación de ferrocarril, a ver qué pilla. Le roba, con mucha habilidad, un valioso reloj de bolsillo a un tipo que está a punto de subirse a un tren. Pero, cuando se fija bien en el reloj, que lleva algo grabado, se pone pálido, suelta un denuesto espantoso y se sube él mismo al tren determinado a devolverle el reloj a su propietario… sin que éste se entere. No lo consigue. El dueño del reloj, que resulta ser un periodista bastante tímido que se llama Rudyard Kipling (el actor es Plummer, claro), se da cuenta de la maniobra. Pero, en vez de denunciar al ratero, o de majarlo a palos, le da un abrazo misterioso, lleno de gestos extraños, y le habla y le sonríe como si le conociera de toda la vida. Y ambos empiezan a llamarse “hermanos” el uno al otro. Raro, ¿no?

 

A renglón seguido, el “hermano” ladrón le pide a Kipling que le haga un favor: que coja otro tren y que viaje hasta la otra punta de la India para darle un recado (una brevísima frase: “Peachey tiene un asunto urgente en el Sur”) a otro tipo al que no ha visto en su vida. Kipling se mosquea: “Es que viajo en dirección contraria”. Pero el ladrón frustrado le sonríe: “Ya lo sé. Pero os lo pido por el hijo de la Viuda”. Y Kipling abandona sus propios asuntos y cambia de tren para cumplir el encargo del ladrón. Inci, al verlo en el cine, no entendía absolutamente nada.

 

¿Qué llevaba grabado, en el dorso, el reloj de plata? Una escuadra de carpintería cruzada con un compás. ¿Y qué quería decir esa frase tan extraña del “hijo de la Viuda” que obliga a Kipling a cambiar de planes y a viajar hasta el otro extremo de la India para hacerle un favor al canalla que ha tratado de robarle el reloj? Pues que ambos eran Masones, hermanos Francmasones. Y un Masón jamás roba a otro Masón. Por eso había que devolver el reloj. Y un Masón tiene, como primera obligación en este mundo, ayudar en todo lo que pueda a otro Masón, si ello no conlleva cometer delitos o actuar innoblemente.

 

Todo esto lo ignoraba Inci cuando vio la película, como es lógico. Inci nació en la España de Franco, un individuo que tenía hacia la Francmasonería un odio inmenso, cartaginés, irracional, cabezudo y desde luego asesino: hizo matar a 18.000 personas (tres veces más de los Masones que había en España al concluir la guerra civil) acusadas del “delito de Masonería”. Y expatrió, encarceló o persiguió a otras 80.000. Algo escalofriante incluso para un tipo –Franco– que intentó por dos veces ser admitido en la Masonería y que no lo consiguió, porque para ser Masón hay que tener unas cualidades personales y morales, y unas ideas altruistas, generosas, democráticas e ilustradas que el “caudillo” de los c… no tuvo jamás.

 

Esto lo supo Inci muchos años después, claro, no entonces; cuando vio por primera vez El hombre que pudo reinar, de John Huston (película que hoy está en esta casa, en DVD, como un tesoro, que eso es lo que es), Inci pensaba lo mismo que piensan, todavía hoy, la mayoría de los españoles: que los Masones son el coco malo, los ¡enemigos de España!, una secta de sacamantecas que hacen ritos tenebrosos, que conspiran para esto y lo otro, que profanan hostias, beben sangre de cabra y, esto sobre todo, que tratan de gobernar el mundo desde la sombra. O sea, más o menos las gilipolleces que lleva tres siglos repitiendo la Iglesia católica (que ha visto siempre en la Masonería un peligro cierto para su inveterada voluntad de controlar la mente de las personas, catequesis escolar incluida) y que hoy repite en sus librillos de todo a cien, sabiendo muy bien que miente,César Vidal.

 

Inci tardó poco en enterarse de que aquella película magistral estaba basada en un cuento maravilloso del Masón Rudyard Kipling: El rey del Kafiristán, y ésa fue la segunda vez (cuando se lo leyó) que se tropezó con esta historia. Algo más, mucho más, tardó el caballo en conocer a algunos de los actuales Masones españoles, y ahí se dio cuenta Inci, sonrojado de vergüenza, de hasta qué punto se había dejado empapar, durante tantos años, por la propaganda franquista, clerical y (sumemos lo uno y lo otro) nacionalcatólica. Inci tuvo que pedir perdón por sus absurdos e injustos prejuicios a sus nuevos y nobles amigos Masones, entre los que hoy se cuenta –lo digo con absoluto orgullo– el Gran Maestre de la Gran Logia Simbólica Española, que es la Masonería liberal y progresista de nuestro país: el periodista catalán Jordi Farrerons.

 

Este caballo desconoce, como es natural, muchos de los símbolos internos, claves, gestos y palabras de la Masonería (no así su historia, sus principios y sus ideales, que son públicos y muy hermosos), pero esta noche, cuando fue a ver la obra de teatro que se está representando en la sala pequeña del María Guerrero de Madrid,El hombre que quiso reinar, Inci sonrió y se conmovió mucho, porque fue como volver a encontrarse con un viejo amigo… pero sabiendo de él, ahora, cosas que antes no sabía. Ignacio García May, adaptador del texto del “hermano” Kipling y director de la obra, ha logrado el milagro agustiniano de meter en un pequeño escenario, decorado con apenas nada más que alfombras orientales, la inmensa historia del cuento… y de la película, que deslumbra precisamente por sus exteriores. Cuenta García May con dos inmensos actores: Marcial Álvarez,que hace de Peachey Carnahan, y el impresionante José Luis Patiño, que interpreta al requetegolfo Daniel Dravot que encarnó Sean Connery.

 

Y luego llega el milagro: dos músicos actores, por ese orden, que son el sueño de cualquier director teatral:Eduardo Aguirre de Cárcer Majid Javadí, y les desafío ahora mismo a todos ustedes a que vayan a ver la obra y adivinen cuál de los dos es el indio y cuál el español. Es absolutamente prodigioso lo que estos dos artistas pueden lograr no sólo con los numerosísimos instrumentos musicales que usan, sino con su presencia escénica y su increíble capacidad para crear ambientes y climas.

 

Ah, por cierto, hay algunos errores. Muy pocos… y algo me dice que intencionados, esto es pura intuición. Después de tantos años de leer y del privilegio de tan buenos amigos, algo sí sé de Masonería. Tampoco mucho, pero me alcanza para darme cuenta de que, en las misteriosas y antiquísimas siglas grabadas en la viga de madera que preside la escena, sobra la letra “M.".”, con sus tres puntitos en forma de triángulo. Y creo saber que, cuando dos Masones se estrechan la mano, no lo hacen así, del modo en que los dos magníficos actores se saludan casi al principio de la función. Sin la menor duda hay muchas cosas más que se me escapan, que no he sabido o que no he podido ver. Vayan ustedes (pero vayan ya, coño, ¿a qué están esperando?) y, además de disfrutar con un espectáculo espléndido, con un hermosísimo canto a la amistad, a la nobleza de corazón y a lo frágil de las ambiciones humanas, jueguen a descubrir, quienes algo sepan de esto, la simbología Masónica en la representación.

 

Espero que mis muy queridos y amables amigos Masones no se molesten demasiado conmigo si hoy termino este Cultiberio enviándoles a todos ustedes, de todo corazón y en nombre del premio Nobel de Literatura Rudyard Kipling, un…

T.". A.". F.".



Fuente:

http://www.elconfidencial.com/cache/2008/12/13/cultiberio_35_hombre_quiso_reinar.html


09 diciembre, 2008

Itinerario secreto por la "geografía sagrada" en la arquitectura española

Juan Carlos Rodríguez | 7:17 - 9/12/2008

De El Escorial a la Alhambra. En la arquitectura española hay un itinerario labrado por la "geometría sagrada". Edificios en los que el modelo es la famosa inscripción en el umbral de la Academia de Platón: "No entre quien no sepa geometría". Son los números, proporciones, frecuencias y formas con los que el cosmos se desenvuelve eternamente.

Números, proporciones, frecuencias y formas con los que el cosmos se desenvuelve eternamente y que son los mismos para el movimiento de los astrosque para el crecimiento de una flor, la estructura de un átomo y la consagración de una cúpula. "Lo de arriba es como lo de abajo", dicen las tablas de Hermes Trimegisto.

Leonardo ilustró a Vitrubio insertando el canon humano en una circunferencia (cielo, divinidad), pero también en un cuadrado regular (tierra, creación). Posiblemente sea ésta la imagen más emblemática de lo que llamamos Renacimiento. La geometría es en definitiva ese saber que, al profundizar en las leyes elementales del universo, integra, une y vincula a todos los demás conocimientos.

La proporción aúrea, el número phi, el dodecaedro regular, el icosaedro regular, la esfera, el cuadrado, el triángulo equilátero. "La geometría es el lenguaje en el que está escrita la vida", afirma Jaime Buhigas Tallon, en La divina geometría, un viaje inicíatico a la geometría sagrada y por algunos de los edificios con los que sabios, teólogos y maestros constructores simbolizaron el universo. A mayor gloria de Dios, el hacedor universal, por supuesto.

Un camino fascinante e histórico

El camino de la "Geometría sagrada" es, sobra decirlo, fascinante. Porque no sólo se cruzan en él los enigmas del Santo Grial o la Mesa de Salomón, así como el arte románico, el renacimiento y el gótico, sino porque incluye monumentos fundamentales de la arquitectura española.

La Alhambra, el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, San Juan de los Reyes en Toledo, la traza de la catedral de Santiago de Compostela, el jardín del Palacio Real de Aranjuez, la cúpula de la Colegiata de Toro, la Giralda: todo un monumento a la geometría sagrada.

El origen de la divina proporción -de la geometría sagrada- lo mismo que toda cosa perfecta, el hombre de fe lo encuentra en Dios, "creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible e invisible". La ciencias como camino hacia Dios. El principal predicamento, por otra parte, masón.

El Templo de Salomón en El Escorial

Comencemos. No hace tanto tiempo, poco más de cuatrocientos años, unos cuantos seres humanos quisieron hacer una gran obra de arte que representara nada más y nada menos que el conocimiento universal. Aquel equipo memorable, que se atrevió a emprender semejante empresa, estaba formado por un rey, un teólogo, un arquitecto y un pintor.

Aquel rey se llamó Felipe II. El insigne teólogo fue Benito Arias Montano, el arquitecto Juan de Herrera y el pintor Pellegrino Tibaldi. Ese maravilloso templo de la sabiduría existe, y no es otro que la espectacular biblioteca del monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial: un espacio sagrado que adora el conocimiento. Un templo de la sabiduría.

Miremos con atención, siguiendo a Buhigas: testero norte, representación de la Filosofía; gran matrona rodeada de cuatro grandes filósofos: Sócrates, Platón, Aristóteles y Séneca. Debajo, en el friso, la supuesta representación de la Escuela de Atenas: académicos y estoicos, con Platón y Zenón -respectivamente- al frente de cada grupo, disertan y discuten cuestiones trascendentes.

Entre unos y otros, en el suelo aparecen representados unos objetos, que parecen ser el motivo de la discusión: una esfera, una esfera armilar, un dodecaedro regular, un compás y dos libros, uno abierto y el otro cerrado, símbolos universales de todo lo conocido y lo desconocido.

El poliedro regular y Dios

Pero atención: en el grupo de los académicos aparece en primerísimo plano un hombre sosteniendo otro enorme compás. Y enfrente de él, entre los estoicos, otro hombre custodia una enorme figura geométrica. Se trata de otro poliedro regular, aquel que junto al dodecaedro regular forma la pareja de los llamados sólidos platónicos superiores: el icosaedro regular.

Es la geometría sagrada en su esplendor. "Omnia in numero, pondere et mensura" ("Todo está hecho según el número, el peso y la medida"), la famosa frase pitagórica, aparece escrita en hebreo, en el mantel de la mesa donde el rey Salomón resuelve los enigmas de la reina de Saba, en el tramo de bóveda dedicado a la Aritmética. Sobre la mesa, una balanza, una vara de medir y un acertijo numérico basado en las series numéricas geométricas.

El rey Salomón, su referencia no es vana, ni a él ni a su mesa, el gran tesoro que buscaron romanos, templarios, nazis porque quien la tuviera podía acceder al conocimiento universal. La leyenda la sitúa en Toledo y a Tarik el invasor llevándose una pata, pero, sin embargo, más allá de la Biblioteca Real, todo el monasterio de San Lorenzo de El Escorial es una recreación del mismísimo templo de Salomón.

Obsesión de Felipe II

Eso es: el gran monasterio de El Escorial tiene su centro, su enigma y su explicación, en la biblioteca, pero el conocimiento, aunque esté simbolizado en los libros seleccionados por el propio Rey, está fuera de los anaqueles: está en la propia sala, un altar dedicado a la gometría sagrada, a replantar el Templo de Jerusalén, "levantado sobre planos trazados por una mano superior que no fueron invención de ningún hombre", como indica la leyenda.

La nomenclatura tradicional figura que el monasterio se bautizó como San Lorenzo en conmemoración a la victoria de la batalla de San Quintín, el diez de agosto de 1557, como recrea los frescos de Lucas Jordán. Pero hay otra versión: en el siglo III a San Lorenzo le fue asignada la tarea de custodiar el Santo Grial y que, como era natural de Huesca, lo llevó a su tierra para ocultarlo en San Juan de la Peña.

Sin embargo, tal vez podamos interpretar de otro modo esa leyenda. ¿Qué sucedería si estuviéramos ante una metáfora que habla de un conocimiento llegado a Occidente desde Oriente y relacionado con la geometría sagrada? ¿Podría ocultar el monasterio de El Escorial ese conocimiento secreto, y de ahí la alusión al santo?

Juan de Herrera, arquitecto cabalístico

Fray José de Sigüenza, cronista de la construcción del monasterio, nos arroja en brazos del misterio cuando afirma que "la manera de fabricar esta iglesia y la labor de ella imitó mucho a la del mismo Salomón". Hasta en detalles como el de labrar la piedra en la cantera, según sugerencia de Juan de Herrera, se siguió el ejemplo jerosolimitano.

Una recomendación que no resulta extraña al descubrir que Herrera poseía una ingente bibliografía esotérica, que era un entusiasta buscador de tesoros y un gran coleccionista de talismanes, como recoge Clara Tahoces en 'Guía del Madrid mágico'.

Y no me resisto: una tradición muy arraigada afirmaba que en El Escorial estaba la boca del infierno. Curiosamente, la basílica del templo alberga un cuadro de Sánchez Coello donde aparecen San Jerónimo y San Agustín y en el que este último porta una maqueta del edificio mientras un niño señala un agujero en el suelo. ¿La boca del infierno?

Geómetras en Aranjuez

Pero esto se queda fuera, en principio, de la geometría, "música en el espacio" como decía Goethe, disciplina ante todo integradora. Está en todas partes y en ninguna. Es un punto común para músicos, matemáticos, arquitectos, pintores, diseñadores, ingenieros, biólogos, filólogos, geólogos, sacerdotes, místicos". Todos ellos, conscientes o no, son geómetras.

Incluidos los jardineros del Palacio de Aranjuez. Pero pocos saben que, escondidos entre los jardines de Aranjuez, se ocultan símbolos de poder y mitológicos. Su deliberada estructura triangular ha dado mucho que pensar... ¿Qué mensaje velado esconde este Real Sitio? ¿Qué quiso decir Felipe II, el "rey de negro", con esta obra?

La respuesta está en boca de Tahoces: "El mismísimo paraíso". Felipe II pretendía erigir un lugar de esparcimiento compendio de todo el universo conocido de su tiempo, un San Lorenzo de El Escorial pero construiudo por la naturaleza. Hasta los reposabrazos de los bancos, por ejemplo, son un monumento a la divina proporción, el número áureo.

Una pirámide de la naturaleza

Es más, si observamos el dibujo aéreo atribuido al arquitecto Juan de Herrera -que de nuevo continuó la obra de Juan Bautista Toledo- tendremos la impresión de estar contemplando una serie de triángulos que en su conjunto forman una pirámide, un símbolo esotérico donde los haya. No olvidemos que el triángulo equilátero simboliza la divinidad, la proporción y la armonía.

En Aranjuez, por cierto, Felipe II dio rienda suelta a uno de los personajes más enigmáticos del Renacimiento español: Juanelo Turriano, autor de "Los veintiún libros de los ingenios y de las máquinas", que con sus inventos asombró a la sociedad de su época, tal y como un Leonardo da Vinci español. La Inquisición le quiso hincar el diente, pero el "rey negro" le salvó, literalmente, de la quema.

El Renacimiento fue, como hemos visto, la époco dorada de la "geometría sagrada", pero la tradición, evidentemente, venía de mucho atrás: de las grandes construcciones egipcias, griegas y romanas, por ejemplo. Acaso, el acueducto de Segovia no es un gran monumento geométrico. Y la cadena no se rompió.

La Alhambra, precedente de El Escorial

El gran monumento de la España islámica demuestra hasta que punto el Renacimiento no fue más que un punto y seguido en la concepción del arte y de la ciencias andalusíes.La Alhambra tiene elementos persas, egipcios, hebreos, grecorromanos y góticos. Sobre todo, góticos.

Antonio Enrique sostiene que la Alhambra pertenece a un gótico invertido. Todo parte de dos cuadrados entrelazados -la estrella de ocho puntas, la estrella de Tartessos, la estrella de Salomón, la suhá, la estrella de la buena suerte- que están donde deben: en lo más alto, en la cúpula de Comares.

José Luis Serrano, profesor de la Universidad de Granada, lo ha estudiado. Él demuestra cómo, por ejemplo, una línea recta caía desde el centro de la cúpula de Comares hasta la cabeza del sultán. La altura de esta línea imaginaria es igual al radio del perímetro de os cuatro lados del salón. Es el séptimo cielo, la cuadratura del círculo, el ojo de Alá, la célula que se va a reproducir de manera clónica y hacia abajo, hacia la tierra.

"Sabrás mi ser si mi hermosura miras". Acaso todo lo que haya que saber sobre la Alhambra esté dicho con este verso de Ibn Zamrak inscrito en sus paredes. Lo más importante es que el verso es pronunciado por la Alhambra. La Alhambra habla.

La belleza geométrica

Y lo primero que nos dice es que no busquemos su ser en su interior profundo, en su estructura o en sus materiales -no tan ricos como parecen-, ni en el mérito de su construcción. Dice que miremos su hermosura porque en su belleza está su esencia.

La Alhambra es forma pura, belleza, geometría.Cumple con rigor cada uno de los preceptos áureos: el segmento total es a la parte mayor como la parte mayor a la menor. La divina proporción: el hombre de Vitrubio: si nuestra altura es 1, la distancia desde nuestro ombligo a nuestra cabeza será 0,61803399.

La torre de Comares, según Serrano, mide 18 metros de altura por 11 de lado, es decir,justo 150 veces menos que la pirámide de Keops. Si en lugar del sistema métrico decimal usamos los misteriosos codos sacerdotales de los egipcios, la proporción será aún más justa.

Eso sí, nunca exacta, siempre hay un error milimétrico cometido a propósito por los aljarifes para reservar a Dios la perfección. Los constructores de la Alhambra sabían lo que hacían: la Mezquita, la Alhambra y la Giralda forman un triángulo isósceles, símbolo de la perfección de Dios.

De Palma de Mallorca a Palencia

Hay mucho más: ¿El milagro de "Llums de Sant Martí" en la catedral del Palma no es todo una demostración de geometría sagrada? ¿Y el cimborrio de la catedral de Burgos? ¿La iglesia románica de San Martín de Frómista (Palencia), todo un monumento a la proporción aúrea? ¿La iglesia de la Vera Cruz de Segovia?

A Buhigas le gusta citar, más bien mostrar, al mono sentado sobre un orinal que se esconde en el claustro de San Juan de los Reyes, en Toledo, primera muestra del gótico isabelino, pero aún más importante: Carlos V, que fue quien lo acabó, volcó en él el conocimiento geométrico que luego su hijo ejecutaría en El Escorial. Pues bien, ese mono parece decir: "Aquel que aprende sin corazón defeca el conocimiento".



Fuente:

http://ecodiario.eleconomista.es/libros/noticias/909221/12/08/Itinerario-secreto-por-la-geografia-sagrada-en-la-arquitectura-espanola.html